PATRIARCA DEL FOLKLORE ARGENTINO

PATRIARCA DEL FOLKLORE ARGENTINO

MARIANO MORES Y CHAZARRETA


MARIANO MORES
Corrían los años postreros de la década del 20 . La calle Mitre todavía conservaba los atributos que le dieron un toque característico en la vieja ciudad, ya empinada hacia los caminos del progreso.
Hacia el 100 de la misma, la actividad se centraba en la casa de don Andrés Chazarreta, donde sentían los acordes de su orquesta, preparada para las actuaciones artísticas justamente celebradas y que tenían trascendencia nacional.
Todavía se recordaban los pintorescos corsos organizados por el vecindario, y las reuniones entusiastas que en la cuadra siguiente convocaban animosamente quienes habían fundado años antes la entidad futbolística llamada a concitar los fervores de la hinchada seguidora del club Atlético Mitre desde entonces.
A pocos metros de la residencia de don Andrés se había instalado un amigo y admirador: don Mariano Serviliano Martínez con su esposa doña María y sus siete hijos. Don Mariano trabajaba como afinador de pianos y desde la provincia de Buenos Aires venía a instalarse en Santiago, confiado en su capacidad profesional. Y ese oficio le permitió una mayor cercanía con Chazarreta, quien requería de sus servicios a menudo y lo recomendaba a sus amistades.

Nace el interés de Mariano
Contactado desde su infancia con el instrumento, los fervores pianísticos del hijo mayor de don Mariano concitaban las simpatías del “Maestro” folclórico. Entonces, el noble instrumento que aún se conserva en la Casa Museo, dejaba oír sus sones desde el teclado donde jugueteaba el joven Marianito Martínez. Sus correrías por ese rincón santiagueño de la calle Mitre, el piano de Chazarreta y su amistad fraterna con los hijos del “Maestro” contemporáneos suyos, habían de grabarse indeleblemente en quien sentía su vida vinculada al piano y los fervores tanguísticos que el mismo Chazarreta también compartiera al componer en esa década del 20 sus tangos El Kakuy, Santiaguito y Runa Uturungo, con melodías criollas adosadas al ritmo porteño.

Viaje a Buenos Aires
Después de algunos años de trabajo y relaciones, la radicación temporaria de don Mariano en Santiago se vio interrumpida por un nuevo traslado familiar a Buenos Aires. Con ellos viajaba el todavía pequeño Marianito Martínez ya consolidada su vocación como ejecutante del piano. En los momentos previos de aquella despedida, Chazarreta auspició y organizó una función a beneficio del bohemio y andariego afinador de pianos que se realizó en el Cine Renzi del barrio Norte, demostrativa de la amistad nacida entre ambos. Y con sus padres y hermanos partió el virtuoso y precoz pianista que habría de iniciar poco después, una carrera artística llamada a conquistar la fama en las más variadas facetas de una vida exitosa. La dirección orquestal, la composición tanguística y los más importantes escenarios del mundo aplaudieron consagratoriamente su juvenil figura. Don Mariano Martínez, para entonces, quiso llevar a su familia al viejo mundo y residieron en España hasta que el sombrío panorama pre-bélico los trajo de retorno a la patria.

Martínez pasa a ser Mores
Y aquel lozano Marianito Martínez se transformó para sus triunfos al adoptar el nombre de Mariano Mores en gesto romántico, al casarse con Myrna Mores con quien actuara junto a su hermana Margot al formarse el trío Mores, cuyas canciones acompañara desde el piano en sus audiciones radiales. Era el primer escalón de sus indiscutibles triunfos artísticos. Atrás quedaron sus días santiagueños, su precoz iniciación en el piano de don Andrés, los ideales juveniles acariciados desde la vieja ciudad que nunca olvidó.
La Madre de Ciudades recibe ahora alborozada este retorno del pequeño Marianito Martínez en su genial transformación como Marianito Mores y celebra la nombradía del artista consagrado que junto al añatuyense Homero Manzi compartieron una lágrima en la canción memorativa:
“Que en el temblor de las campanas me hace evocar el cielo azul de tus mañanas llenas de sol”.
Luis Alen Lascano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario